Este año he estado viajando bastante y la falta de rutina puede dificultar la constancia en los entrenamientos o incluso hacer que nuestra dieta empeore. En mi opinión, puedes tomarte el viaje como dos opciones: a) es mi tiempo de descanso y recuperación de la semana o de la temporada (puede ser apropiado según el número de días del viaje) o b) continúo con mi plan.
Si has elegido la opción b), ¿cómo puedes conseguirlo sin estrés y disfrutándolo? Para empezar, seguramente estés andando mucho al viajar, así que el movimiento a baja intensidad ya lo tienes hecho. ¡Bien!
Una excelente idea es alojarse en un hotel con gimnasio. Personalmente, sé que si está la opción y es un gimnasio chulo, me va motivar a ir. Otro elemento clave es: ¿cuándo entrenar? Si no viajas solo, lo mejor es hacerlo a primera hora de la mañana, antes del desayuno. Así ya está hecho y quedas libre el resto del día para disfrutar. Empezarás el día con buen talante y revitalizado (vivan las endorfinas jeje).
¿Quieres asegurarte que cumples con tu plan? Llévate a un amigo. Al invitar a alguien a hacer ejercicio contigo aparece un compromiso y tendrás una sensación de responsabilidad por mantenerlo. Además, compartirás un gradable momento social mientras entrenas ¿qué más se puede pedir?
Para mantener tu alimentación, te recomiendo comprar fruta y snacks saludables en los supermercados para evitar caer en la tentación de un maxi brownie o algo parecido. Disfruta del comer cuando estés de viaje, prueba nuevos platos. Si eres vegetariano o vegano, y si no sabes si vas a ingerir la cantidad de proteína suficiente, llevarte proteína en polvo puede ser una opción adecuada.
¡Felices viajes!